top of page

TIERRA DEL FUEGO, LA ISLA DEL FIN DEL MUNDO Y UN SUEÑO CUMPLIDO

  • alaskatierrafuego
  • 2 nov 2017
  • 11 Min. de lectura

En los últimos confines del Mundo, donde se acaba la tierra, y empieza el mar, y el hielo, habitaban unas gentes desde hacía miles de años. A pesar de las condiciones climáticas apenas cubrían su cuerpo, para protegerse del frío, se rodeaban de grandes fuegos. Cuando llegaron los españoles y vieron a lo lejos las llamas, la llamaron Tierra del Fuego.

Y allá vamos, al “Fin del Mundo”


Antes de dejar tierra continental para cruzar a la Gran Isla, hacemos una parada en la última población Argentina, Río Gallegos. La primera impresión de esta ciudad es un tanto extraña, la gente, la población, los coches van como locos, en fin, posiblemente sea el efecto de vivir en estas latitudes, y del viento, que como no busquemos un buen refugio, parece que nos va a salir volcando la casa.

Esta ciudad, que vive principalmente del petróleo que hay por la zona y de su puerto, además tiene una gran base militar, razón por la que jugó un importante papel en la guerra de las Malvinas, conflicto del que nos gustaría saber algo más y para ello nos dirigimos a un museo en la que gran parte de la exhibición, está hecha por ex combatientes.

Las Islas Malvinas o Falkland para los ingleses, con una población de unas 3000 personas y unas 600.000 ovejas, no tuvieron gran interés para ningún país hasta que se produjo el “boom” de la lana que luego se extendió a Tierra del Fuego y a gran parte de la Patagonia, y damos constancia de ello porque hemos visto millares de ovejas en nuestro recorrido hasta aquí.

En el siglo XIX, la FIC, “Falkland Island Compañía Británica”, se convirtió en el mayor propietario de la isla lo que hizo crecer rápidamente una población principalmente de Gauchos, o cawboys argentinos y marinos que venían de Inglaterra y Escocia, estas tierras, pasaron por muchas manos pero en el año 1833, Argentina pidió al reino Británico que se las devolvieran, aunque no hubo demasiado éxito.

Fue en el año 1982, bajo la dictadura de Leopoldo Galtieri que teniendo el país sumido en un profundo caos y crisis económica, jugó el papel de nacionalista y apostó por la idea de que el reclamo de las islas, uniría a un país completamente separado.

Galtieri, invadió las islas en abril del 1982 pero subestimó la determinante respuesta británica bajo el mando de la Dama de Hierro, Margaret Thatcher. Después de 74 días las fuerzas argentinas, formadas por adolescentes a penas entrenados y motivados que habían sido sacados de su hogar para luchar en esta absurda guerra, se rindieron a los ingleses, pero más de 900 vidas se perdieron en el conflicto. Y este fue el final de un régimen militar que había sometido a Argentina durante años.

En cualquier caso, allá donde uno visite en el país encontrará un panel o una señal en la que pone “Las Malvinas son Argentinas”. La vida sacrificada de todos estos muchachos, une al país entero en un sentimiento de orgullo y a la vez de tristeza y a cualquier argentino que uno le pregunte, te responderá que “Las Malvinas son Argentinas”.


Por suerte encontramos refugio en una gasolinera en la que pasar la noche protegidos del vendaval.


La zona sur de la Patagonia, tiene unas divisiones muy curiosas, con lo que para llegar al fin del Mundo, hay que salir de Argentina y entrar a Chile, y eso implica, fronteras, papeleo y registro de la casa por el tema de la comida, así que hay que esconder todo lo que tengamos que no queremos que nos tiren nada en la frontera con lo que dejamos unos ajos como cebo, porque a los buscadores de la aduana, les gusta que haya algo para tirar.


Una vez en Chile, nos dirigimos al puerto donde vamos a embarcarnos para llegar a nuestro destino final, conforme nos acercamos, vemos el mar a lo lejos, y una línea de tierra contorneando el horizonte.

¡Qué emoción!, es la Isla de Tierra del Fuego, después de casi un año y medio viajando, hemos llegado al Estrecho de Magallanes, todavía recuerdo cuando estudiábamos en la lección de historia, las rutas por las que pasaban los descubridores y este estrecho casi en el fin del Mundo había sido uno de los mayores descubrimientos de la época.


Y aquí estamos, a punto de cruzarlo para llegar a las zonas más remotas del continente americano, sin duda nos sentimos pletóricos, pero todavía no hemos llegado, así que recemos para que el coche no se quede sin batería, porque con el frío que hace últimamente nos ha dejado en la estacada más de una vez, y para protegernos del viento nos hemos metido en un hueco detrás de la oficina de radio en el que apenas cabe otro vehículo para rescatarnos.

Está atardeciendo y vamos a dar una vuelta por este recóndito lugar donde un bonito faro adorna el solitario paisaje enfrente del estrecho de Magallanes, el Atlántico y a lo lejos esa tierra que nos espera.


A las siete de la mañana, estamos en pié para tomar el primer ferry, el coche arranca sin problema y somos los primeros de la cola, treinta minutos de navegación y se abre la compuerta, ¡¡¡siiiiiiii !!! Estamos tan emocionados que a mí hasta se me saltan las lágrimas…. A lo lejos el cartel que indica TIERRA DEL FUEGO, - ¡Lo conseguimos !!!!!


A una media hora del cruce, nos encontramos con otro puesto fronterizo, ahora tenemos que entrar a Argentina otra vez, pero…. esto parece cachondeo, ¿ pero quién hizo este reparto de tierras?. Otra vez cancelación de los papeles chilenos y nuevos papeles argentinos, por suerte los argentinos son más tolerantes a nivel alimenticio y no hay registro.

Ya estamos en la isla y queremos empaparnos de todo, aunque por el momento no hay demasiado; estepa, y muchas muchas ovejas.

El día se despierta ventoso pero soleado, y los colores de las praderas resplandecen ante nuestros ojos con un precioso cielo celeste, sinceramente, no necesitamos más, y aunque no haya nada estamos en Tierra del Fuego.


En el camino hacia nuestra primera parada lo que encontramos son muchas granjas, aquí las llaman estancias y fueron fundadas durante el boom de la lana, la mayoría de los propietarios, provenían del Inglaterra, y se establecieron en estas tierras, con o sin permiso y llenaron miles de hectáreas de cabezas de ganado.


Cómo prácticamente tenemos la despensa vacía debido a la inspección Chilena, hacemos una parada en Rio Grande, población conocida por la pesca de la Trucha, por ello que una gigante nos da la bienvenida.

Además de llenar la despensa, aprovechamos para ir a la oficina de turismo para ver si podemos visitar una de estas estancias pero los precios son prohibitivos, eso sí la muchacha de la oficina, que no para de hablar, nos retiene durante horas y nos abruma con tanta información… - ¡puff no sabemos por dónde empezar…….!


Así que decidimos parar en Tolhuin, una pequeña población a orillas del precioso lago Fagnano donde la muchacha de turismo nos dijo que había que hacer una parada obligatoria para probar los dulces típicos de la zona y donde nos ponemos la botas, de facturas de crema, alfajores de dulce de leche, y unos chocolates riquísimos…

Y como el pueblo nos parece simpático, decidimos hacer campamento a orillas del lago donde a lo lejos, se levanta la cordillera que habíamos perdido de vista durante unos días.

Tolhuin, nos recuerda a Cicely, el pueblo de doctor en Alaska e incluso debe de haber un Chris Stevens porque hemos encontrado un parque de juegos muy curioso hecho a base de material reciclado.


De aquí, estamos a menos de dos horas de la ciudad más mítica de la isla, Ushuaia…..


El título otorgado de “Ciudad del Fin del Mundo” convierten a Ushuaia en uno de los destinos más caros por los que hemos pasado, así que intentamos montárnoslo lo mejor posible pero gastando poco dinero.

Nuestras actividades son, hacernos fotos en todos los cartelitos y paneles que ponen Ushuaia , Tierra del Fuego, Fin del Mundo, lo cual no solemos hacer nunca, pero aquí nos hace bastante ilusión… coste 0€, visitar el glaciar Martial, una preciosa caminata con vistas al canal de Beagle, coste 0€, y para hacer algo de gasto y cumplir nuestro objetivo, nos vamos a “La Estancia”, una parrilla donde hay tenedor libre, o sea que uno puede comer lo que quiera del plato estrella, “cordero patagónico asado al palo” y después tres intentos fallidos, ya toca. Este magnífico cordero, bañado con un vino Malbec , es sin duda, uno de los mayores placeres del Fin del Mundo.


Después de una jornada en esta ciudad, de la que sinceramente, esperábamos algo distinto, nos adentramos en el parque de Tierra del Fuego, donde además de llegar oficialmente al punto más austral donde uno puede acceder por Tierra, exploramos este precioso lugar rodeado de montañas con sus picos nevados que desaparecen en las aguas del canal de Beagle, precisos bosques de lengas y ñires y donde nos encontramos con unos increíbles cisnes bicolor.


Estas Tierras recónditas, estaban habitadas por varios pueblos, a partir del encuentro de culturas, se inició un veloz proceso de desarticulación de su territorio, de sus creencias de su lengua, y finalmente de ellos mismos, fueron de una manera u otra, sometidos por los nuevos dueños de las tierras.

La presencia misionera y su afán de vestir a estas gentes que estaban acostumbradas a cubrirse el cuerpo con grasa de animales fue una de las causas, porque muchas de estas vestimentas, venían infectadas, además se morían de frio; junto a esto, el exterminio por parte de mercenarios contratados por los estancieros que veían amenazados sus ganados, y hasta algunos fueron llevados hasta París durante la exposición Universal y expuestos como antropófagos, el resultado, fue la muerte de la mayoría de ellos, debido al cambio y enfermedades. Estas etnias desaparecieron, se desvanecieron por la brutalidad del hombre blanco que no ha tenido tregua de punta a punta en este continente.

Del cerro Jeujepen, descendió Kenos, creador de los Los Selk’nam, grupo en el que originariamente, las mujeres ostentaban el mando sustentado en los espíritus de los territorios de los cuatro cielos que ellas, secretamente, representaban en la ceremonia HAIN; una ceremonia en la que se disfrazaban decorándose el cuerpo con pinturas y cubriéndose la cara con máscaras. Cuando los hombres descubrieron el engaño, realizaron una matanza de todas las mujeres mayores de dieciocho años apoderándose del poder y llevando a cabo estas ceremonias.


Se dice que “Si prestas atención, quizás puedas reconocer sus voces en el susurro del viento que las esparce por los valles, donde quizás todavía more Hannus , el gigante del bosque. Voces que serpenteando por las costas y bahías, todavía inquieten a Lakuma, el demonio marino. Voces que nos hablan de la tragedia de un pueblo que ya no existe. “

Hemos acampado en un escondido lugar del parque y estamos solos, después de la cena, ya bien oscurecido salimos a fumar un cigarro y escuchamos un extraño sonido, parece un ave que viene hacia nosotros, pero no la vemos, el sonido es constante y llega a asustarnos un poco, así que nos entramos dentro, segundos después, comenzamos a escuchar voces de mujeres, nos asomamos, pero no hay nadie, desde dentro, seguimos escuchándolas, parecen risas, o tal vez sean llantos….. ¿Serán las voces de aquellas mujeres que siguen rondando por el bosque….? Francamente nos cuesta conciliar el sueño……


Por la mañana, nos levantamos bien temprano, y plantamos nuestro estudio de grabación en el punto final de la carretera del continente americano. Queremos grabar nuestro video “Llegamos al Fin del Mundo”, y no tenemos mucho margen, porque en cuanto empiecen a llegar turistas, va a ser imposible, así que damos rienda a nuestro talento artístico e inmortalizamos el momentazo. Juan Manuel y Checo, dos mejicanos mañaneros son nuestros espectadores así que compartimos con ellos nuestra alegría y el champagne peruano que habíamos comprado para celebrarlo.


Y ahora que ya hemos llegado al Fin del Mundo, y hemos cumplido nuestro sueño media vuelta y vamos hacia el norte.

Por el camino, nos acompaña de nuevo la estepa y las siluetas de los árboles peinados por el viento y para variar nueva frontera, volvemos a entrar a Chile.


En la parte chilena de la isla, en la bahía Inútil, hace diez años, se instaló una colonia de pingüinos Rey, vivieron aquí hace miles de años, pero se fueron, con lo que esta especie, sólo podía verse en la Antártida o alguna isla remota.

Posiblemente, en un viaje de expedición, volvieron y a ver que había comida suficiente debido a la prohibición de la pesca a gran escala en el Estrecho de Magallanes, encontraron su lugar y ahora se pueden ver unos setenta ejemplares.

Aunque ellos no sabían que las tierras donde se habían instalado tenían dueños, y estos decidieron sacarle partido, vallar el terreno, poner un guardia de seguridad y cobrar entrada…. Vamos que les había tocado la lotería.

Por suerte, hace cinco años, lo hicieron reserva protegido y aunque sigue siendo privado, hay cierto control y normas para verlos, además parece que parte de los beneficios que recaudan van a organizaciones para la protección e investigación de estos animales.

Estos curiosos pingüinos de casi un metro de alto, con unos magníficos colores, que duermen de pié, descansan tumbados, capaces de ir a 700 km en busca de comida y aguantar más de dos meses sin comer son un auténtico espectáculo.


Cuatro horas nos ha llevado llegar a ver estos magníficos animales y otras cuatro horas nos hemos pasado mirándolos, y eso es lo bueno de nuestro viaje, que nunca tenemos prisa. Entre tanto, hemos conocido a muchos de los visitantes del parque que cómo de costumbre, quedan entusiasmados con nuestra camioneta y con nuestra aventura , y volvemos a ser la segunda atracción del lugar ¡¡jajajaja!!.


El otro lado de la Isla, tiene un paisaje diferente y con mucho encanto, la llana estepa se convierte en colinas redondeadas y acantilados que adornan el océano.

Vamos hacia el Porvenir para tomar un ferri destino a tierras continentales, pero queremos pasar la última noche en un sitio bonito. Junto al camino, hay una bajada y un ancho junto al mar donde nos instalamos, el atardecer nos ofrece el segundo regalo del día, cientos de cormoranes sobrevolando las aguas que van cambiando su color al ritmo de la caída del sol.



Por la mañana, nos despertamos y sentimos que estamos un tanto torcidos… Salimos a ver lo que pasa….. - ¡¡¡hemos pinchado !!…. , esto significa que hoy ya no tomamos el ferri….

Jose piensa que esta vez nos las podemos arreglar nosotros solos, pero después de una hora de maniobras, vemos que no es posible…. definitivamente nuestro gato no levanta la casa.

Así que me pongo en el camino en busca de ayuda, por el momento sólo han pasado dos coches de la policía y dos ambulancias que ni han parado, con lo que nuestro problema debe ser secundario.

Teniendo en cuenta donde estamos, habrá que tener paciencia, y sí, después de un rato, veo algo grande asomar, justo lo que necesitamos, una camión cisterna, ¡¡¡suertaza !!!!!

Luis y Matías van a llevar combustible a una obra de la carretera y hemos tenido la suerte de pillarlos, y además parecen del equipo de Fernando Alonso, ¡Que compenetración ¡!! En veinte minutos estamos listos ¡ Gracias Chicos!.


Y por fin nuestro último destino en Tierra del Fuego, El Porvenir, una pequeña población que fue fundada por Croatas que vinieron en el siglo XIX durante la fiebre del oro, que también hubo en estas tierras y que formaron aquí una comunidad junto con emigrantes de la isla chilena de Chiloé. Desde que llegamos, este pequeño pueblo, nos cautiva, sin duda, nuestro favorito en Tierra del Fuego, así que decidimos quedarnos un par de días y después del pinchazo, y de haber salido airosos, vamos a celebrar otra vez nuestra llegada al Fin del Mundo, al ser un sitio tan local, y sin turistas, los precios son muy razonables, y esta vez nos decantamos por productos marinos, en lo que en su día, fue un club croata fundado en 1920, un lugar de época, donde la verdad no acompaña demasiado la música de reggaetón a todo volumen, pero en cuanto conocemos a Marlene, la camarera y original de Ecuador, ahora, todo encaja, con ella pasamos la sobremesa hablando de su país, y de la vida en este remoto lugar del mundo donde las condiciones climáticas y la solitud compensan para aquellos que quieren como dicen aquí “ hacer plata”.


Después de la comilona y de la sesión de reggaetón exploramos las calles de esta pequeña población remota y descubrimos unas preciosas casas victorianas construidas en el siglo XIX y principios del XX por estos pioneros que se aventuraron a estas lejanas tierras en busca de fortuna, en busca de oro, en busca de una vida mejor.


Y terminamos el día en un cerro donde decidimos pasar la noche y ver el precioso atardecer con vistas a la bahía mientras a lo lejos, se van encendiendo como pequeñas luciérnagas las luces de este pueblo en la remota isla de Tierra del Fuego.





 
 
 

Comments


POSTS RECIENTES:

© 2016 De Alaska a Tierra del Fuego . Creado con Wix.com

  • b-facebook
  • Twitter Round
  • Instagram Black Round
bottom of page