EL REENCUENTRO CON EL PACÍFICO Y LAS FIESTAS PATRIAS.
- alaskatierrafuego
- 19 sept 2017
- 2 Min. de lectura
El recorrido hacia la costa es francamente bonito, el desierto florido adorna lo que es un paisaje desértico de cientos de kilómetros.
Nuestra primera parada es el parque nacional pan de azúcar, una bonita reserva con playas de arena blanca, sheltered coves and stony headlands line the desert coast line, donde el desierto se va desvaneciendo en el Pacífico.
Aquí pasamos horas explorando los senderos llenos de diferentes tipos de cactus y contemplando el océano y las formaciones rocosas que aparecen según vamos avanzando.
Faltan un par de días para las fiestas Patrias y todavía no sabemos dónde ir, así que le preguntamos al guardabosques que nos dice sin dudarlo “ A la Pampilla “ en Coquimbo.
Pues no sabemos dónde está, pero allá vamos, siguiendo la carretera costera, paramos primero en la Serena, donde nos sorprende una iglesia completamente engalanada de banderas chilenas por las fiestas, el patriotismo en estos países es algo que nos sorprende bastante, sobre todo porque en España, las banderas, ni se pasea ni se exhibe tanto, aunque últimamente, parece que están cambiando las cosas.
Además, aprovechamos para comprar algo de decoración para la ocasión, banderitas para el coche y unos adornos para nosotros, y de ahí vamos para Coquimbo que está justo al lado.
Si La Serena es el típico pueblo ordenado, elegante, con casas coloniales y un ambiente tranquilo, Coquimbo es todo lo contrario.
Preguntamos donde está la fiesta y nos dicen que en la Pampilla…. Y nosotros nos preguntamos ¿Qué es la Pampilla?...
Siguiendo las indicaciones de la gente nos colocamos en una cola en la que ya no hay marcha atrás, que nos conduce a un terreno lleno de carpas y donde se oye música a todo tren.
Cuando entramos, esto parece un campo de concentración de Chilenos dispuestos a darlo todo para la fiestas Patrias, o sea la fiestas de la Independencia de la Corona española.
Entre todo este campamento, donde los Chilenos montan su casa, unos para una semana y otros para un mes, buscamos un hueco donde poder plantar la nuestra y que no esté demasiado en el mogollón, finalmente encontramos el sitio perfecto, ni muy cerca, ni muy lejos y según nos dicen seguro.
Una vez instalados, nos vamos a dar una vuelta, a ver lo que se cuece en este campamento.
Huasos con sus caballos, magos, artesanías, espectáculos callejeros, mapuches tocando música tradicional, conciertos y mucho más….pero los terremotos, una bebida cuyo nombre lo dice todo, a base de un vino, jugo de granadina y helado de piña y las parrilladas que hacen que se le caiga a uno la baba, son las estrellas de la fiesta, junto la Cueca, el baile típico chileno que está presente a cada paso, y al que después de unos terremotos hasta nos atrevemos a bailar.
Y después de dos días de Pampilla, ya hemos tenido bastante, así que seguimos hacia el sur.
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