LA ENTRADA A CHILE Y EL DESIERTO DE ATACAMA
- alaskatierrafuego
- 16 sept 2017
- 9 Min. de lectura
Cuando nos acostamos anoche, la intención era por la mañana hacer una andada para despedirnos de estos preciosos parajes bolivianos, pero la nochecita ha sido tan dura como las anteriores y el viento echa para atrás nuestra idea de paseo, así que nos ocupamos de esconder todo aquello que no queremos que nos quiten en la frontera chilena, que nos avisado que es bastante estricta y nos dirigimos a la aduana boliviana que está a unos pocos kilómetros de donde hemos pasado la noche, la verdad que nunca habíamos pasado por una frontera tan remota.
Al llegar, vemos a unos chicos discutiendo con el guardia, parece que algo pasa, así que pongo la oreja, mientras Jose entra a la garita a sellar los pasaportes, el acento de los chicos es español, así que les pregunto lo que pasa y me dicen que iban con un tour y que los han dejado tirados y la única manera de llegar a San Pedro de Atacama, ya en Chile es con una buseta que les quiere cobrar 100 dólares a cada uno…. ¡Pero qué fuerte!, si está a 50 km.
En el grupo van Miguel y Tomás dos granainos y Dafne y Ailen, dos chicas argentinas. Al ver nuestra camioneta, nos piden si les podemos llevar. Se les ve bastante desesperados y está claro que los quieren timar, así que les decimos que por supuesto. A todo esto los guardias de la aduana quieren que nos los quitemos de encima y posiblemente por eso no nos cobran la “tasa ilegal“ de salida que otros viajeros nos han dicho que han tenido que pagar…. Dinero que habíamos estado guardando desde hace diez días.
Hacemos sitio en el trastero y acomodamos a nuestros pasajeros, bueno antes de irnos, hay que comerse la comida que tenemos, así que hacemos un picnic en medio de este desierto, con un viento que parece que nos va a llevar volando y un frio que pela y cuando terminamos, nos vamos para la frontera chilena.
La frontera chilena es famosa en Sudamérica porque te registran a conciencia, y no está permitido entrar productos de origen animal o vegetal, ni toda una larga lista de artículos que, la verdad, ni nos hemos leído. Hay que firmar una declaración con lo que uno lleva y si se esconde algo, y lo encuentran, la multa es de 30.000 pesos…. o sea 400 Eur…. Pufff pues esperamos que no nos encuentren los cinco cartones de tabaco que hemos comprado en Bolivia, porque si no, nos va a costar caro.
El trastero en el que se ha convertido nuestra casa, haciendo hueco a los muchachos (Rueda de repuesto, mochilas, dos maletas nuestras, dos garrafas de gasolina y unas cuantas de agua, mas muchos trastos), ayuda a que el registro se dificulte, pero aun así a pesar de que los chicos de la oficina son muy simpáticos , los “buscadores” de contrabando no tienen cara de muchos amigos y hasta se suben a la cama….. uhiiii caliente caliente…, hemos escondido dos cartones en las cabeceras, pero lo fuerte es que me preguntan si tenemos carne debajo del colchón……
- Señor buscador…. ¿ Cómo vamos a tener carne debajo del colchón? Le respondo.
Más de una hora nos lleva cruzar pero finalmente salimos visctoriososssss ¡!!!!
El baño y la calefacción en el puesto de la aduana y sobre todo la carretera asfaltada al mismo salir nos presenta la nueva realidad, la civilizaciónnnnn ¡
Y con Manu chao, para no perder la costumbre …. “ Solo voy con mi pena, sonaba mi condena correr es mi destino por no llevar papel…. “ en menos de diez minutos hacemos un descenso de 4200m hasta el desierto de Atacama a unos 2500, la temperatura va subiendo, nuestra casa poco a poco se va descongelando y nosotros podemos respirar con normalidad.
A la llegada a San Pedro nos sobra toda la ropa y, veraniegos, nos vamos todos a conseguir unos “Lucas”, como les llaman aquí a los pesos chilenos y en busca de un sitio donde ponernos las botas porque parece que todo el equipo hemos pasado algo de hambruna en nuestro paso por las tierras salvajes de Bolivia.
San Pedro es un en un pueblo que lo podríamos describir como “Girilandia”, las calles están repletas gente y después de siete días sin apenas ver vida humana, nos preguntamos.. ¿ Y de dónde ha salido todos estos ?. El 90% son extranjeros, mochileros sobre todo buscando la mejor oferta de excursiones a…. “Donde uno quiera”, y esto conlleva que los precios sean totalmente desorbitados, aunque finalmente encontramos nuestro sitio y saciamos el hambre que traemos acumulada mientras nos contamos historietas del viaje.
A pesar de este gentío, las casas de adobe, los músicos animando las calles y los vendedores ambulantes dan cierta gracia a este lugar.
Pero nosotros decidimos alejarnos del mundanal ruido y dirigirnos hacia el valle de la Luna, una de las atracciones de la zona, un increíble paraje lunar ……. Aunque la subida al sitio que elegimos para ver la puesta de sol casi me cuesta partirme la cabeza….. pufff yo no sé cómo acabo en estos sitios, pero el esfuerzo, el vértigo y el viento que casi nos vuelca, bien ha merecido la pena.
De San Pedro, ponemos ruta hacia el sur, nuestra intención es cruzar el salar de Atacama y visitar alguna de la lagunas que hay en el camino pero al llegar a la primera, nos quieren cobrar una entrada de unos 7€ por persona, y francamente después de haber visto tantas en Bolivia, como que no….., esto es lo que pasa cuando hemos visto demasiado, para colmo, nos dicen que no hay gasolineras en no sé cuántos kilómetros, y sin vino en la despensa para hacer trueque, decidimos dar la vuelta, volver a San Pedro y tomar la opción B.
El desierto de Atacama, es famoso por sus minas, y de hecho Chile, debe su mayor riqueza a ello.
Hace 50 años, cuando la mina ya tenía proporciones monstruosas, Chuquicamata fue visitada por el joven Ernesto “Che” Guevara. El futuro revolucionario y su compañero de viaje Alberto Granado, estaban a medio de su épico viaje a través de Sudamérica, inmortalizado en “Diarios de una motocicleta”.
El encuentro con un comunista durante su ruta a “Chuqui”, cambió sus ideas políticas. Y la visita a estas minas en aquel momento en manos de los gringos, no le dejó indiferente…. En su diario, el estudiante de medicina escribió sobre ellas… “Especiadas inevitablemente con vidas humanas – las vidas de los pobres, héroes desencantados en su batalla que mueren miserablemente en cada una de las trampas que pone la naturaleza para esconder sus tesoros, cuando lo único que quieren es ganar el pan de cada día “.
En aquel momento, un jefazo rubio y arrogante, les dijo que Chuquicamata no era una ciudad turística. Irónicamente, en la actualidad, si lo es y recibe más de 40.000 visitas al año.
Paramos en Calama justo al lado de Chuquicamata y ahí conocemos a Victor y a Zalacateca su preciso caballo, él es un ex-minero de esta mina y nos cuenta y cuenta…..vamos que parece que le han dado cuerda, lo gracioso, es que nos parece que tenga acento andaluz. Además de contarnos, nos busca un sitio donde quedarnos a dormir y nos dice que justo ahí fue donde los Chilenos le ganaron la guerra del Pacífico a los Bolivianos, donde les quitaron una parte considerable de terrenos mineros y lo peor, su acceso al mar, y nos lo cuenta partiéndose de la risa….
Por la mañana, vamos en busca de la oficina de turismo, donde nos dicen que Chuqui, ahora es un pueblo fantasma que pertenece a la compañía minera…… y sólo con ellos lo podemos visitar, y que además estamos de suerte, porque después de meses, hoy justo han retomado las excursiones a la mina……
Chuquicamata, es la mina de cobre más grande del mundo y sinceramente es más que impresionante ver este lugar que casi parece marciano, donde las gigantescas máquinas arrancan los tesoros de estas tierras que generan unos ingresos de más de 1500 millones de dólares diarios, con estas ganancias no nos extraña que una simple rueda de una de estas volquetas valga 40.000$.
Esta ciudad completamente deshabita desde 2008 por razones de seguridad, da una sensación extraña, el caso es que cuando preguntamos al guía por el paso del Che por este lugar parece que se le haya comido la lengua el gato y solo dice “sí, por aquí pasó….”
De aquí nos dirigimos a Sierra Gorda, unos 80 kilómetros al sur, pero con estas increíbles carreteras, nos plantamos en 40 minutos, Jose tiene un primo que vive en Chile desde hace años, y hacía siglos que no se veían, y casualmente trabaja aquí en una de estas minas, así que en estas tierras perdidas del desierto Atacameño, hay algo que celebrar, el encuentro de primos, “litronas y un excelente asado chileno”, que cuando lo vemos se nos cae la baba. Nos pegamos un festín que hacía mucho que no disfrutábamos y sobre todo de la compañía de Javi y con un ambiente muy animado en el lugar, ya que los mineros se van “de bajada”, como dicen aquí a irse de vacaciones, en unos días son las fiestas Patrias y se notan los previos….
Rumbo al sur, pasamos por la salitrera de Chacabuco, este lugar también abandonado, fue la planta de salitre más poderosa de la región (utilizado sobre todo como abono y para la fabricación de la pólvora).
En manos británicas, funcionó entre 1924 y 1938 hasta que los alemanes inventaron el sintético y el negocio se fue al traste, así como toda una ciudad que nos impresiona al pasear por sus calles e imaginar lo que fue un día, con un maravilloso teatro en el centro de su plaza.
Pero este lugar conserva un oscuro pasado que también hace que desprenda un aire tétrico. Entre 1973 y 1975 fue utilizado como campo de prisioneros durante la dictadura de Pinochet.
Desde que empezamos la ruta por el desierto de Atacama, hay algo que nos pone los pelos de punta, y son lo que llaman “ Animitas “ altares para aquellos que han muerto en un accidente en la carretera, y cada menos de 10 km nos encontramos una, así que decidimos parar para verlas con más detenimiento y donde no es difícil emocionarse.
Después de un par de días de ruta, paramos en una gasolinera a darnos una ducha porque la bomba del agua se ha puesto en huelga desde hace días y no quiere funcionar. Justo al lado, vemos un panel en un camino que pone “Mina San José , Ruta de los 33”
Le preguntamos a la señora de las duchas y nos dice que se puede visitar y que la ruta no es mala, pues vamos…
Seis meses después de uno de los terremotos más fuertes, Chile vuelve a estar en el punto de mira del mundo cuando 33 mineros, quedan atrapados a 700m bajo tierra en el desierto de Atacama. Después de 17 días y de considerarlos muertos, a través de un agujero del exterior hasta el refugio dentro de la mina, los mineros mandaron un mensaje que decía “ Estamos vivos en el refugio los 33 “ durante esos días aguantaron con los pocos víveres que había en el refugio, y en condiciones extremas y con la carga psicológica de si se iba a derrumbar o si los podrían sacar.
A través de este agujero, se les envió comida, medicinas, y hasta cartas de familiares.
Aguardando el rescate, las familias de estos mineros crearon un campamento junto a la mina. El campamento Esperanza, donde se unieron centenares de periodistas de todo el mundo.
Con la ayuda de la NASA y diversas empresas privadas, el 13 de Octubre, después de 69 días bajo tierra, fueron rescatados a través de una capsula que los sacó al exterior.
Aunque la realidad de los supervivientes, no ha sido fácil, sufriendo muchos de ellos Post traumatic stress desorder, problemas económicos y depresión.
En la mina, todavía se conserva la cápsula y se puede leer un poco sobre la evolución diaria del rescate además de la pancarta del campamento esperanza.
Un lugar que no deja indiferente a los pocos que estamos allí.
El chico que hay cuidando la mina, nos comenta que a veces, viene uno de los mineros, el número 11, según el orden en que fueron rescatados y hace de guía en la mina, pero parece que hoy no ha venido... vaya ¡!! Yo le propongo a Jose de comer allí y seguir ruta después, justo con el último bocado, llega una camioneta.
Jose, mira que si fuera el minero – Le digo. – Vamos a ver si es él.
Y así es, el minero número 11, Jorge Galleguillos, uno de los hombres que estuvo sepultado debajo de estas tierras, está delante de nosotros y no sabemos qué decir, cuando le sacamos el tema, se le empañan los ojos, parece que hoy no se siente con fuerzas de hablar de su historia, así que hablamos de la nuestra, de nuestro viaje y llega un momento en que todos nos callamos, y miramos a la mina, el ambiente está cargado de emoción, se respira y las palabras sobran, en ese momento, se nos saltan las lágrimas y nos despedimos dándonos un fuerte abrazo.
Y después de tanta emoción en el ambiente, nos dirigimos hacia la costa en busca del Pacífico y de un lugar donde celebrar las Fiestas Patrias.
Y donde nos encontramos con una increíble escultura de una mano gigante hecha por el escultor Mario Irarrázabal y sobre la que se han generado mucho y diversos relatos, pero cómo el mismo dice: "Me gusta que se generen relatos. aunque yo sólo quise construir una pausa poética en medio del desierto". Y así es, el lugar es espectacular.
Conforme descendemos desde Copiapó, las áridas tierras del desierto comienzan a cubrirse de flores, como si de un manto multicolor se tratara, y al atardecer que es cuando nosotros pasamos se ve todavía más espectacular, Parece que ha llegado al primavera al hemisferio sur.
Luego nos enteramos que este es un fenómeno que pasa cada veinte años, le llaman el Desierto florido, sin duda ha sido nuestro día de suerte.
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