LOS PUEBLOS REMOTOS Y MÁGICOS DE COLOMBIA.
- alaskatierrafuego
- 19 abr 2017
- 5 Min. de lectura
A nuestro pesar, dejamos Mompox y en seguida la ruta se convierte en caminos de tierra arduos y pedregosos por los que hacía tiempo que no pasábamos.
Después de un rato paramos a revisar la ruta y un niño se nos acerca pidiendo unos pesos, pero nos tenemos prohibido el dar dinero, así que como me dice tiene hambre, le preparo un bocadillo de pollo que recibe con mucho gusto.
Cuando bajo del camper, un enorme camión amarillo está aparcado junto a nuestra casa y Jose ya ha entablado conversación con los pasajeros, son Gilles y Christian, dos franceses ya jubilados que están llegando al final de su recorrido por Sudamérica y que parece andan un poco perdidos porque nosotros vamos hacia el sur y ellos hacia Cartagena que está al norte y llevan el mismo rumbo que nosotros, mientras conversamos tranquilamente con ellos, aparece Belinda montada en su burra, una cómica mujer que no para de reírse y que está encantada de haberse topado con esta cuadrilla de gringos, a duras penas podemos entender las explicaciones que nos da por lo deprisa que habla, pero nos echamos unas risas y unas fotos para el recuerdo.
Los cerdos cruzando la carretera, los hombres conduciendo el ganado, Belinda con su burra y las casitas de adobe y techo de caña camufladas por la vegetación, nos hace sentir lo remotos que estamos… pronto se acercan algunos locales para ver si tenemos algún problema y necesitamos mecánico, sin duda, las gentes de este país son muy hospitalarias.
Conforme avanzamos, los calores van quedando atrás, la ciénaga y las tierras bajas se van ondeando formando colinas que acaban transformándose en un espectacular cañón formado por el río Chicamocha.
La ruta nos va mostrando las distintas caras y acantilados de este impresionante paisaje erosionado por el tiempo que no deja indiferente al viajero.
A lo lejos vemos un panel que indica Parque de Chicamocha, donde queremos parar para recopilar información de la rutas y senderos a explorar, pero lo que nos encontramos es un parque acuático, así que parece que la atracción aquí no es la propia naturaleza, un tanto desilusionados seguimos ruta hacia nuestro siguiente destino.
Con sus casas de tejas anaranjadas, sus fachadas encaladas sus portones verdes y sus calles empedradas y simétricas que desembocan en las colinas andinas, convierten a Barichara en unos de esos pueblos donde el realismo mágico está presente.
Una de las rutas que exploramos desde este pueblo, es el camino real, construido por los indígenas Guane que habitaban estas tierras que conduce al pueblo que lleva su mismo nombre, nos acompañan espectaculares vistas al cañón y a la sierra de los cobardes así denominada por los españoles ya que era el lugar donde los indígenas se escondían de ellos. Por el camino, tenemos encuentros bastante rurales y divertidos.
Las especialidades culinarias de este pueblo: “hormigas culonas” introducidas por los indígenas Guane y “cabro con pepitoria”, una mezcla de arroz, sangre y vísceras del cabro, optamos por la segunda para darnos un festín Jueves Santo y terminamos el día viendo una procesión, no tan ostentosa como a las que estamos acostumbrados pero donde la devoción está más que presente.
Después de unos días instalados enfrente del cañón con una vistas fabulosas, dejamos Barichara, los vecinos nos despiden con cariño, - ¡ que les vaya Bien ¡ - ¡ Bendiciones ¡ vuelvan pronto…. La verdad que esto nos emociona.
Chiquinquirá, la capital de religiosa de Colombia, es nuestra siguiente parada para pasar Viernes Santo. Esta pequeña y remota población, atrae peregrinos de todos los rincones del país debido al milagro aquí ocurrido el siglo XVI referente a una pintura de la virgen del rosario con los apóstoles San Andrés y San Antonio, Debido al clima y las condiciones del lugar donde se encontraba, la pintura acabó completamente estropeada y se llevó a Chiquinquirá donde una española Maria Ramos la descubrió y pasaba los días rezando delante de ella hasta que un día la encontró completamente restaurada.
La calles abarrotadas de puestos de venta de imágenes y figuras religiosas, de rosarios, escapularios, y de dulces, de panela( Jugo de caña de azúcar cocido y enfriado en lingotes) Los vendedores voceando - ¡ A la orden estampitas ¡ que va a llevar señora ¡ Crean un ambiente muy particular en esta población en la que nos pasamos horas esperando a ver una procesión que nunca sale…… así que seguimos rumbo….
De camino a Villa de Leyva, al paso por Sutarmarchán, muchachos y niños hacen el alto a los coches con banderines rojos, un aroma a carne a la brasa nos envuelve y desierta el apetito, un plato con todo tipo de delicias porcinas que aquí llaman picada de Boyacense nos hace que se nos caiga la baba y el precio que nos cuesta 10.000 pesos o tres dólares, sin duda en este país, nos rinde el dinero.
Villa de Leyva es otro de los mágicos pueblos colombianos que ya a la entrada invitan a que el viajero a quedarse, mientras exploramos a pié donde montar el campamento, dejamos la casa aparcada en una calle, y a la vuelta, vemos a una familia llamando a nuestra puerta… son Met 5 op reis, unos viajeros belgas que van haciendo también el continente americano pero con la diferencia de que llevan tres niños, lo cual no es tarea fácil para sus padres que tienen pinta de estar un tanto agotados, al momento, aparece un señor mayor con otro niño, es Don Raul, el arquitecto del pueblo y su nieto, ambos quedan fascinados con nuestra aventura y nos recomienda montar el campamento justo en un terreno con césped enfrente de donde estamos, allí hacemos mesa redonda y nos contamos historias, disfrutamos de unos días sin duda con los viajeros más divertidos que hemos conocido hasta ahora y con Don Raúl que es como un libro abierto.
Los alrededores de villa de Leyva, son una auténtica maravilla, así que pasamos los días explorando sus montañas y sus sitios arqueológicos del pueblo indígena Muisca donde descubrimos penes gigantes tallados en piedra.
La cultura de los Muiscas consideraba el falo como símbolo de la fecundidad, la sacralidad de la sexualidad humana y la preocupación por la fecundidad de los campos. Estos falos cargados de trascendentes fuerzas y valores espirituales y mágicos, se convertían en manifestaciones simbólicas de lo sagrado.
El Sol y la Luna, el Fuego y la luz a los ojos de varios pueblos nativos, aparecen provistos de poderes sobrenaturales especiales.
El Sol por ejemplo está dotado de un poder fecundante tan poderoso que una virgen expuesta desnuda a los rayos solares, aparece preñada.
Hermoso ejemplo de esto es el caso del legendario Cacique de Hunza, Goranchacha, hijo del Sol y de una princesa, hija del Cacique de Guacheta.
Y concluimos esta serie de pueblos mágicos en Tunja, donde encontramos unas enigmáticas pinturas en los techos de las casas del fundador Gonzalo Suarez Rendón y del notario Don Juan de Vargas, datadas de 1539, extrañas mezclas de figuras mitológicas, católicas, plantas tropicales y animales, según nos cuentan, parece ser que fueron pintadas por indígenas bajo las órdenes de estos colonizadores… una auténtica maravilla que deja a uno hipnotizado mirando hacia arriba.
Dirección Bogotá pasamos por uno de los sitios más emblemáticos del País, el Puente de Boyacá donde tuvo lugar la batalla más importante de la independencia de Colombia y donde el héroe Nacional Simón Bolivar, derrocó a las tropas españolas.
Viendo las estatuas de este personaje en postura de vencedor, en cada plaza de cada pueblo y ciudad, es difícil imaginar que terminó abandonando la presidencia de la república, apostando su dinero y muriendo completamente arruinado. Triste final para el liberador de Colombia.
Lo que no deja de sorprendernos en este país es la cantidad de militares que encontramos por todas partes, en la carretera saludando a los viajeros con su pulgar hacia arriba a lo que respondemos de la misma manera y que nos hace mucha gracia, en los pueblos, en la ciudades, en zonas de montaña incluso se mantienen trincheras, a veces tenemos la sensación de que aunque la Paz en el conflicto armado está en negociación, sigue enquistado en algunas zonas del país.
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