LA GRAN BOGOTÁ Y SU TRAMA POLICIACA
- alaskatierrafuego
- 24 abr 2017
- 7 Min. de lectura
La razón por la que hemos decidido visitar esta gran metrópolis es para intentar reponer el material fotográfico que nos robaron en Bosconia. La Tarea no es fácil, pero unos días antes de llegar a Bogotá un almacén nos confirma que disponen de la misma cámara.
El tráfico en esta gran urbe, donde se congregan más de siete millones de colombianos es terrible, así que hemos decidido plantar el campamento a las afueras de la ciudad en un parking y tomar el transmilenio, o línea de autobús que sinceramente funciona bastante bien, aunque parecemos sardinas enlatadas y los trayectos son un tanto desesperantes.
Esta fértil zona andina, era habitaba por los grupos indígenas bastante desarrollados, Los Musicas, a la llegada de los españoles, la zona fue colonizada y se fundó la ciudad Santa Fe de Bogotá.
Bogotá es una ciudad vibrante y un tanto caótica, con una mezcla curiosa, desde edificios coloniales a rascacielos , barrios decorados de graffities y magnificos murales que le dan a la ciudad un aire bohemio, plazas donde las tribus urbanas toman sus litronas y fuman su mota, donde los turistas contemplan sus maravillas coloniales, los militares pasean en escuadrón, los paisanos se manifiestan contra la corrupción, sobrevivientes de la ciudad y donde cientos de policía escoltan cada esquina ofreciendo seguridad en una de las ciudades que durante los años 90 fue de las más inseguras del mundo.
A pesar del ritmo frenético que conlleva el vivir en una gran ciudad, la gente nos ofrece su ayuda y su tiempo continuamente. Imagino que llevamos escrito en la cara “somos forasteros” y aquí es muy fácil perderse y hay una gran empatía o los Bogotanos quieren quitarse la mala reputación que arrastra la ciudad y el país.
Aprovechando nuestra estancia, no podemos perdernos, uno de los museos más fascinantes que hemos visitado hasta ahora, la historia de un país a través de las piezas más increíbles talladaspor sus pueblos indígenas, más de 55.000 piezas de oro que fueron enterradas hace cientos en incluso miles de años, por los Mincas, los Zenús, los Tunjos y otros muchos pueblos que habitaron Colombia, ahora se entiende el porquédel mito de “El Dorado” en este país a la llegada de los españoles. Figuras para la ofrenda, decorativas, ornamentales, joyas para adornar el cuerpo de los caciques, mezclas de animales, hasta cubre-penes y utensilios para inhalar yopo, un potente alucinógeno utilizado en rituales.
Para contemplar esta gran urbe, lo mejor es subir al cerro de Monserrate donde se puede observar la grandeza de esta ciudad.
Mientras esperamos en la cola del teleférico que no es corta, un mujer que está justo detrás de nosotros, nos pregunta si somos chilenos, la verdad que no es la primera vez que nos confunden con chilenos o argentinos, a pesar de que para nosotros el acento no tiene nada que ver, igual aquí les parece similar, así que pasamos el rato hablando ella, se llama Nina y queda fascinada con nuestro viaje, así que se empeña en que tenemos que ir a su casa que está bastante cerca de nuestro campamento antes de irnos de Bogotá porque quiere que conozcamos a sus hijos.
El domingo a eso de las 7:30 la mañana, me despierta una música a todo trén, en el parque de enfrente, han montado un gimnasio al aire libre, con lo que ya no hay manera de dormir, así que si no puedes con tu enemigo, únete a él, y eso es lo que hago, unirme a la clase baile multitudinaria mientras Jose sigue durmiendo.
Tenemos que buscar un ciber para actualizar los programas de fotografía y contactamos a Nina para ver si conoce alguno, nos dice que su casa y que además quiere invitarnos a comer la comida típica de Bogotá, “El ajiaco”, Una crema a base de patatas, pollo, maíz, nata y alcaparra. Deliciosa.
Pasamos un excelente día con toda la familia compartiendo historias …….. Nina nos cuenta sus vivencias de los atentados en tiempos de Escobar, la situación de negociación de la paz con la guerrilla, historias de corrupción del país…..y nosotros les contamos nuestras aventuras de viaje.
Antes de caer la noche, tomamos otro transmilenio, y nos dirigimos a la otra punta de la ciudad, hemos quedado con María una chica Sudafricana, cuñada de Brenda y que conocimos hace 10 años en un viaje a Vietnam, el caso es que necesitábamos una dirección para poder recibir una pieza del trípode que me robaron con la cámara y cuando Brenda supo que estábamos en Colombia me comento que su cuñada vivía aquí, María enseguida nos ofreció su ayuda para poder recibir el material, así que terminamos el día con un Juan Valdés ya con mi pieza recuperada y conociendo la situación actual de un país Sudafrica que visitamos hace años y que parece ser no está pasando por su mejor momento, especialmente para la gente blanca.

Día de visitas y de encuentros con gente maravillosa con las que hemos compartido, hemos aprendido, lo hemos pasado en grande y los llevamos con nosotros.
El plan para nuestro último día en Bogotá es visitar el museo de Botero, así que preguntamos en la estación de trasmilenio como llegar pero nadie tiene muy claro dónde está ese museo, así que las indicaciones que nos dan no son demasiado precisas y nos pasamos casi dos horas en el autobús de pié y enlatados. Finalmente decidimos bajarnos en una parada y continuar andando, al paso por la avenida siete y delante del teatro Municipal, toda ilusionada con mi cámara nueva comienzo a disparar a diestro y siniestro, veo que Jose está hablando con una señora y me acero, es Venezolana y le pregunta por un café que no sabemos dónde se ubica, segundos después, se nos acerca un señor bien trajeado, se abre la chaqueta y nos muestra su identificación de policía secreta, la verdad que lo primero que pienso, es, - ¡que fuerte, tienen policía de paisanos para pasar desapercibidos ¡, nos pregunta a los tres si somos turistas y le respondemos que sí, de pues de unas cuantas preguntas de rutina como nombre, país de origen, motivo de la visita ….. nos comenta que han atrapado a unos turistas con droga y que lo mejor es que le acompañemos para hacer un registro rutinario en la comisaría y entregarnos una tarjeta con los números que debemos llamar en caso de que nos ofrezcan drogas o tengamos algún tipo de problema. La verdad que a mí no me apetece nada ir para la comisaría, después de las dos horas de autobús ahora esto, se nos está pasando el día, pero la venezolana y Jose lo siguen y no me queda otra, mientras el inspector va hablando con Jose, la Venezolana me cuenta que ha venido con su madre y que no tiene intención de volver a Venezuela porque la situación está muy fea allá, que tiene un primo en la ciudad y que las puede ayudar a salir adelante…. Puff vaya situación pienso yo.
Doblamos la esquina y el inspector nos comenta que es al final de la calle está la comisaría, la venezolana dice que su madre la está esperando y que si se va a tardar mucho, el comenta que no, pero justo en ese momento, nos para y nos pregunta si vamos juntos, nosotros le decimos que no, que la señora se ha acercado a Jose para preguntarle pero que no la conocemos de nada, entonces comienza a preguntar que cuánto dinero llevamos encima y que de donde lo hemos sacado, también, que saquemos nuestro teléfono, tarjetas de crédito etc…. Que se está haciendo un registro y turistas que llevan más de 500 dólares les serán requisados, la venezolana saca su cartera y su teléfono y se la da al inspector, el nos dice que esperemos un momento que va a la comisaría y que mientras rellenemos un papel con nuestros datos….Mientras la venezolana, nos dice que ella tiene que irse porque su madre la está esperando… y que a ver si viene el poli con sus cosas, justo en ese momento llega y le devuelve las cosas a la señora, cuando veo que ya tiene nuestro teléfono en la mano y me pide la cámara para inspeccionarla y registrarla, yo se la cedo, y justo aparece otro agente que nos dice que hay una situación fea con unos peruanos en la comisaría y que permanezcamos donde estamos, entonces comienza a pedirnos un contacto en España…. La situación no me gusta nada y le digo al agente que yo me voy donde vaya mi cámara e intento quitársela de la manos, el forcejea y me dice que no ponga resistencia a la autoridad, que tengo que colaborar…. Cuando Jose ve la situación, se une a mí y dice que nosotros vamos donde vayan nuestras cosas, entonces nos dice que la señora venezolana está bajo seguimiento desde el aeropuerto porque sospechan que lleva droga y que creen que nosotros estamos conpinchados con ella, lo cual lo negamos completamente, cuando miramos hacia atrás, la señora ya va calle abajo y el otro inspector detrás de ella, entonces este nos dice, bueno, pueden retirarse con sus cosas. Comenzamos a andar rápido y nerviosos por la situación…..Jose dice esto es una trama para robarnos….. miramos hacia atrás y ya no hay nadie, así que intentamos localizar un policía uniformado, curiosamente no hay ninguno en la calle donde nos habían llevado… estaba todo pensado, dos calles adelante, encontramos un coche de la policía y les contamos lo que nos ha pasado, entonces no comenta que hay una red que hacen este tipo de robos a turistas…. Madre mía ¡!!!!! Que poco a faltado, y como nos la han metido, pero es que era muy real, con la gente que se nos acerca todo el tiempo, no podíamos imaginar que la venezolana era parte de una trama y después de haber visto la seríe narcos este agente podría ser perfectamente el agente Javier Peña.
Finalmente y después de más de tres horas, conseguimos llegar al museo de Botero y disfrutar de sus gordos y gordas, estos personajes que parecen inspirados en las venus de las épocas Griegas, voluptuosas y divertidas y de miradas impasibles, donde podemos ver hasta una monalisa y una menina, desde guerrilleros hasta militares, políticos y escenas de atentados nos hacen un recorrido por la historia de Colombia y nos distraen de la experiencia “timo policiaco”.Pero el susto no nos la quita nadie… ha faltado muy poco, está claro que esto es la jungla y nosotros somos la presa, en este caso nos hemos escapado, pero no podemos bajar la guardia.
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