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VOLCANES EN ERUPCIÓN, ISLAS DE FANTASIA Y CIUDADES COLONIALES.

  • alaskatierrafuego
  • 4 feb 2017
  • 4 Min. de lectura

Nicaragua tiene más de veinte volcanes y cuatro están activos e incluso en uno de ellos es posible ver la lava, ¡ esto no nos lo podemos perder!.

El volcán Masaya es que elegimos por la accesibilidad, esperamos a que oscurezca para subir y nuestro ojos se deslumbran al ver semejante espectáculo, el río de lava que mana de sus entrañas y el rugir de sus erupciones, experiencia única pero que tiene un precio y tiempo limitado, 10 $ por 15 minutos de espectáculo, según ellos por seguridad, según nosotros por negocio… pero ha merecido la pena.


Queremos acampar en el lago que tiene el mismo nombre, y que forma parte de lo que es el parque nacional, aunque tal vez por el difícil acceso, no mucha gente viene por aquí, así que las únicas personas que hay son los vecinos de la zona, mientras conducimos, tenemos vistas del lago y del volcán con su fumarola anaranjada, realmente bonito, pero cuando nos acercamos al agua, lo que vemos es desolador, hay tanta basura que no invita a uno a bañase a pesar del calor. Parece que esta zona no entra dentro del plan Nicaragua limpia, está claro porque durante nuestra estancia no pasa ni un turista. Ya que no vamos a bañarnos, por lo menos vamos a intentar pescar algo, si es que hay algo vivo en estas aguas…. Y sí, bingo Leah consigue una presa, que finalmente devolvemos al agua, demasiado pequeña para la cena.


Granda y León, son las ciudades coloniales de Nicaragua y nos hemos decantado por Granada situada a las faldas del volcán Mombacho y a la orilla del lago Nicaragua, ciudad fundada por en 1524 por Francisco Hernández de Córdoba, y razón de que la moneda de Nicaragua sea el Códoba. La ciudad tiene unas cuantas joyas arquitectónicas y buen ambiente para pasar el sábado por la noche, así que aparcamos nuestra casa cerca del parque y disfrutamos de una buena cena acompañada de unas toñas, la cerveza local.


Algo que nos llama la atención es el look de los Nicas, de los hombres especialmente, la gorra yanki, la camiseta ajustada y las cadenas, muy macho men…. Además son furtivos total, incluso yendo acompañada, van a saco.


Dejamos Granada, para visitar la Isla de Omepete, una isla de fantasía en medio del lago Nicaragua. Para llegar, hay que tomar un ferry en San Jorge, y además queremos llevarnos la casa para ahorrar alojamiento. Aparcamos en la playa junto a la terminal del ferry, donde los mochileros se agolpan en la taquilla para comprar su ticket. A mí me han pegado ya varios golpetazos con la enormes mochilas que parecen extensiones de su cuerpo. – Un poco de calma chicos, que seguro que hay tickets para todos. En la ventanilla, no nos ayudan mucho con el tema del coche y los mochileros nos están agobiando, así que nos vamos a la playa que es la hora de comer.

Justo aparcamos y un par de chavales con unas toñas en la mano se nos acercan, y al contrario que otras veces, no nos da buena espina, sobre todo cuando nos percatamos que uno de ellos lleva el cuerpo lleno de cicatrices que apuntan a que sean cortes de navaja… o machete que se lleva mucho por estas tierras. No paran de lanzarse miraditas el uno al otro y el mosqueo va en aumento con el añadido de que la conversación es un tanto absurda… finalmente acaban pidiéndonos dinero y por supuesto les decimos que no, pero esto ya nos deja intranquilos y lo que iba a ser nuestro campamento con vistas increíbles a la isla y sus imponentes volcanes se va al traste.

Las opciones son pocas, el parking de la terminal del ferry o el del único hotel, pero en este último, no cabe el coche, así que Jose va a ver cuánto cuesta en la terminal y la película es que dejan aparcar el vehículo pero no dormir dentro… perooooo … el segurata le propone a Jose un negocio, que le invitemos a unos refrescos y nos deja quedarnos dentro, eso sí evitando que el de la taquilla nos vea… ¡vaya historia! Menos mal que el enorme panel-propaganda del matrimonio sandinista cubre nuestra casa, con lo que lo hemos criticado y al final hasta nos va a hacer un papelón. El caso es que parecemos dos polizones en el parking, esperemos que no nos descubran.


Por la mañana, conocemos al Indio de San Jorge, un curioso personaje que no echa una mano para gestionar el embarco del coche, nos cuenta que es un Indio Nicaraguense y sus vestimentas un tanto rocambolescas dan fe de ello, después de arreglarlo todo y echarnos unas risas con este hombre, embarcamos en el Che Guevara, nombre muy apropiado para el barco que nos lleva a esta isla de ensueño, donde sus imponentes volcanes sobresalen de la vegetación tropical.


Recorriendo la Isla, encontramos una playa preciosa junto a una comunidad indígena, la gente al caer la tarde viene a hacer su colada y darse un baño, los niños juguetean y los pescadores salen en busca de la cena, así que nosotros también aprovechamos y lo hacemos como ellos y con unas vistas de lujo a uno de sus volcanes.


Mientras contemplamos las puestas de sol al atardecer, Alfredo uno de los locales con el que hemos hecho migas, se une a nosotros y nos cuenta historias de la Isla, de las erupciones del volcán… por cierto la última el año pasado… ahora entendemos la señal de “Ruta de evacuación “ que nos parecía tan graciosa y nos habla también de su numerosa familia , 12 hermanos, no está nada mal, aunque el record en la isla lo tiene una señora con 24 hijos; “entre que aquí no hay mucho que hacer y que no hemos estudiado, pues no sabíamos de métodos anticonceptivos…” que majo es este hombre. Justo vemos acercarse un pescador a la orilla y le preguntamos a Alfredo si nos vendería pescado – Pues claro, nos dice, - a 5 Córdobas la pieza, nos cogemos cuatro lo que suma 0,50 céntimos de Eur, menuda cena nos vamos a pegar y al caer la noche cientos de luciérnagas rodean nuestro campamento que junto con el cielo estrellado nos hacen pensar que estamos en una isla de fantasía.

Pasamos los días explorando sus playas, cascadas y de cháchara con la gente, en este rincón del planeta, el stress no existe, y sin duda después de cuatro días entendemos lo prolífera que es esta isla, aquí no hay mucho que hacer así que hay que entretenerse.





 
 
 

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