NAVIDADES RODEADOS DE VOLCANES Y DE GENTE ESPECIAL- CHRISTMAS AMONG THE VOLCANOS AND SPECIAL PEOPLE.
- alaskatierrafuego
- 5 ene. 2017
- 6 Min. de lectura
Este año, las Navidades van a ser muy diferentes, es la primera vez que estamos fuera de casa y sabemos que vamos a echar mucho de menos a los nuestros, pero es el precio que hay que pagar por vivir esta aventura.
Hemos comprado algo de decoración para nuestra casita y hemos encontrado un barra de turrón, a ver si entramos en situación Navideña, aunque el feeling prenavideño no es como el estar en Tobarra.

Niels y Nynke, los holandeses que conocimos en Baja California, nos han propuesto pasar la Navidad juntos en Atitlan, un precioso lago rodeado de volcanes y según nuestro planing nos pilla estupendamente, así que vamos para allá.
Cada vez que tomamos una carretera, nos preguntamos qué es lo que nos vamos a encontrar, porque por más que preguntamos no hay manera de que nos digan la realidad o mejor nuestra realidad, para los guatemaltecos, acostumbrados a estas carreteras o más bien caminos, nunca están mal, está claro que son realidades diferentes.
Al haber perdido el móvil, estamos un tanto perdidos, ya que no recodamos muy bien, donde teníamos que ir exactamente a celebrar la Noche Buena. Por intuición pensamos que San Marcos es el sitio más cercano al camping donde creemos que quedamos.
Y de nuevo el tramo de la carretera que desciende a este pueblo es una pesadilla, sin asfaltar y con curvas y cuestas tremendas, sin mencionar los pueblecitos por los que hay que pasar con calles estrechísimas.
Finalmente llegamos a San Marcos, un pueblo que nos sorprende por la fusión Hippie- Indígena, esta comunidad hippie ha llegado atraída por la energía espiritual que posee este lugar para practicar meditación y toda una gama de actividades espirituales, lo que apreciamos, es que no nos saludan parece ser que al no tener el look rastas, las ropas sucias y el aromilla a días sin ducha, no entramos en el gremio.
Desde aquí conseguimos contactar a los Holandeses para que nos confirmen el lugar donde tenemos que ir.
Pasajcap es el nombre del sitio y por suerte está a unos kilómetros, este camping lo lleva un francés y francamente el sitio es de los más bonitos donde nos habíamos quedado hasta ahora y por un precio muy razonable, vistas a los tres volcanes y el precioso lago donde bañarnos durante el día.
Este lugar, parece ideal para pasar unos días, además ha atraído a otros viajeros que hacen la misma ruta que nosotros. Steven y Hawking , dos canadienses super majos que viajan con su perro y su gato y un tráiler que todavía no sabemos cómo han conseguido entrarlo hasta aquí y que van en busca de montar un negocio en Costa Rica. Leah y Austin una parejita de Amaricanos que están descubriendo la Américas como James y Bel de Inglaterra y Tim y Hailey que vienen de Sudáfrica y van un poco sobre la marcha sin plan de llegar al final de continente americano y Niels y Nynke así que con todos ellos hemos pasado unos días compartiendo risas, historias, bañitos en el lago, comida y tequilaaaaa.
La idea de salir de este pequeño paraíso para dirigirnos a Antigua, nos estresa un tanto a todos, las opciones son pocas y a cual peor, o coger la carretera con curvas de vértigo que ya conocemos o rodear el lago pero con el peligro de que hay un tramo donde debido a las condiciones de la carretera los asaltos a turistas son frecuentes pero con la ventaja de que el tramo peligroso son pocos kilómetros y el resto de la carretera está mucho mejor.
El día de antes de partir, ideamos un plan para salir todos junto en caravana y pedir escolta policiaca en el tramo de los asaltos, y eso es lo que hacemos, un verdadero convoy, sin duda una aventura. Al paso por los pueblos la gente nos miran sorprendidos, imagino que pensarán ¡ Cuanto gringo junto!. Y en los caminos vemos muchos chavales con machetes, y en algún momento pensamos que tal vez sean ellos los que asaltan pero el convoy y la policía les corta el plan. Así que sanos y salvos dejamos este precioso lago y seguimos rumbo a nuestro siguiente destino.
Antes de llegar a Antigua nos despedimos de los canadienses, con el pedazo de tráiler que llevan no se atreven a entrar en la ciudad, y es de entender, el resto nos dirigimos a Antigua.
Antigua, situada a las faldas de tres volcanes, el de Agua, el Acatenango y el de Fuego todavía activo, encierra unas cuantas joyas coloniales perfectamente restauradas y algunas en ruinas debido a los terremotos y volcanes sufridos. Sus calles empedradas, sus fachadas color pastel, su mercado y una gran variedad de restaurantes son una auténtica atracción para sus visitantes.
Por suerte en esta magnífica ciudad podemos quedarnos gratis en un parking de la policía turística que más bien parece una zona de camping.
Algunas de las Hermanas clarisas del Hellín, tienen familia cerca y nos han ofrecido ir a visitarlos.
Con Sor Irene, Lo pasamos en grande visitando los pueblos de los alrededores y cogiendo aguacates de los árboles que encontramos al paso, luego nos lleva a su casa en una de las colinas que rodean la ciudad y donde nos ofrecen una de las comidas tradicionales guatemaltecas, pepián, un guiso de pollo con trozos de huizquil, una verdura que parece una fruta y una salsa muy especiada cocinado a la lumbre, un auténtico manjar para nuestro paladar.
Al día siguiente tomamos uno de los autobuses que parecen una feria y nos ponemos rumbo a San Antonio, no sabemos muy bien donde viven, pero al llegar al pueblo preguntando por Doña Engracia, enseguida nos dirigen hacia su casa donde toda la familia está esperándonos con los brazos abiertos.
La última vez que estuve ahí Christian, el mayor de los nietos tenía nueve años y ahora está hecho un hombre y ya es papá. Pasamos el día comiendo platos típicos y disfrutando de la compañía de esta numerosa familia puramente indígena cakchiquel y encantadora que alucinan con nuestras historias y nuestro viaje. Nos fascinan su trajes y además nos enteramos de que estos, fueron impuestos por los Españoles colonizadores, dependiendo de la colonia a la que pertenecían, y así es, cada pueblo tiene su huapil típico y diferente del resto.
De Antigua nos ponemos rumbo a Monterico, un pueblo costero donde vamos a pasar el Año Nuevo con nuestro amigo Holandeses, en este caso la carretera es mucho mejor, pero por error, hemos tomado la ruta equivocada y nos damos cuenta que llega un momento en el que la carretera se acaba y hay que cruzar el río con un lanchón y como no sabemos si podremos montar nuestra casita nos damos media vuelta así que nos llevará un par de horas más llegar a nuestro destino, está claro que las carreteras en Guatemala no son lo nuestro.
Ya con la uvas preparadas y unas botellitas de cava, nos disponemos a plantar nuestra campamento junto al mar, pero la arena de esta playa es traicionera y nos deja el coche enterrado y sin manera de sacarlo, junto con los holandeses y otros chicos que hay en la playa conseguimos sacarlo, eso sí nos hemos puesto de arena hasta las orejas.
Pero finalmente estamos listos para las 12 campanadas que nos las hemos grabado para no perder la tradición. ¡Feliz 2017 !
Terminamos un año y comenzamos otro realizando un sueño y eso es especial.

Monterico además nos dá la oportunidad de colaborar con una organización que se dedica a la conservación de la Tortuga marina que está en peligro de extinción, así que hacemos una donación y por ello podemos liberar un par de tortugas al mar. A ver si sobreviven, porque con el oleaje que hay parece misión imposible para estos pequeños animalillos.
Antes de dejar Guatemala queremos pasar a visitar a las Hermanas Clarisas de Puerta Parada, cerca de la capital. Cuando ya pensábamos que la pesadilla de las carreteras había terminado, una nueva sorpresita nos espera en el camino. El caso es que queremos evitar el paso por la ciudad de Guatemala, ya que nos han advertido que el tráficoes caótico y una locura, así que el GPS nos da una alternativa que en principio parece que está bien pero que después de unos kilómetros, es pura terracería, para colmo, tramos en obra y para rematar hay que cruzar un río.
En fin, llegamos con unas cuantas horas de retraso a visitar a las Hermanas, pero el recibimiento, el cariño que nos dan y la buena comida, y sus exquisitos dulces artesanales, nos hacen olvidar el trayecto y reponer fuerzas para nuestro próximo destino, El Salvador.
Muchas gracias Sor Isabel María, Sor Clara, Sor Beatriz y a toda la comunidad por lo bien que nos habéis tratado.
Muchas gracias Sor Irene, Sor Inés y sus familias por ofrecernos su hospitalidad y su tiempo, y especialmente muchas gracias Tata porque sin ti esto no hubiera sido posible.
Unas Navidades diferentes pero increíbles, y para no perder la costumbre hasta nos hemos cogido uno kilitos, no es de extrañar con lo bien que nos han alimentado.
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