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DE RIO DULCE A LIVINGSTON PARA VISITAR A SU COMUNIDAD GARÍFUNA – FROM RIO DULCE TO LIVINGSTON TO VIS

  • alaskatierrafuego
  • 14 dic 2016
  • 3 Min. de lectura

No sé si porque venimos de tierras más tranquilas, pero la entrada a Río Dulce no nos ha parecido nada atractiva. La carretera que une la costa del caribe con el resto del país, pasa por el medio de del pueblo, los puestos de venta del mercado están instalados en la acera y los trailers de mercancías casi impiden el tráfico en el sentido contrario, los tuc tucs ( Moto- taxis), coches, motos y bicicletas, se las ven y se las desean para poder conducir, y los peatones van haciendo malabarismos para no ser atropellados, así que estamos deseando de encontrar un sitio donde aparcar nuestra casita fuera de este caos.

No vemos ningún sitio seguro para aparcar gratis y nos comentan que hay unos embarcaderos que guardan principalmente yates, así que vamos a probar suerte, la otra opción es debajo de un puente, pero primero no nos parece demasiado seguro y segundo, los trailers que pasan parece que se van a caer encima.

El primer sitio al que vamos es un hotelazo con un parking de yates enorme, nos quedamos flipando de ver toda la pasta que hay metida ahí en estos barquitos, nos quieren cobrar 30 € sólo por aparcar, cuando le decimos a la recepcionista que como mucho podemos pagar 10 nos dice que mejor busquemos otro sitio, el siguiente que visitamos nos cobra 13, pero seguimos buscando y finalmente encontramos uno que nos cobra 7 €. ¡¡ Bingo!! Aquí nos quedamos rodeados de yates de millonarios de todo el mundo que traen aquí para reparar o simplemente para estacionarlos, ya que este sitio es estratégico para salir al mar del Caribe por Livingston siguiendo el curso de Rio Dulce y además está protegido contra los huracanes.

Y esta es la razón por la que hemos venido, para hacer esta travesía al encuentro con el mar Caribe.

Durante la búsqueda de refugio, hemos conocido a Carlos, un lanchero que se ofrece a llevarnos por 80 €, pero le decimos que esa cantidad está fuera de nuestras posibilidades, la otra opción es un colectivo con diez personas pero nos cobran la mitad, Carlos intenta convencernos para no coger el colectivo y esperar a ver si él puede encontrar un par de personas más y nos lleva a los cuatro por el mismos precio, así que confiamos en él y no reservamos el colectivo.

Por la mañana nos dice que hay unos cuantos mochileros que quieren hacer el viaje pero que hay que esperar un poco, el poco se convierte en más de una hora de retraso, cuando le vemos aparecer por el río y vemos que va sólo, - vaya, ¿a ver qué pasa?, nos dice que le han fallado pero como se comprometió con nosotros, nos hace el mismo precio y vamos sólos. Pues vaya lujo para nosotros claro, por el camino vamos parando para observar las aves y las iguanas, los nenúfares y la vegetación selvática a ambos lados del río, mientras tanto Carlos nos va contando el panorama de Guatemala, las familias que tienen el poder, mientras los indígenas sobreviven, la de políticos corruptos que tiene, sin más el presidente y la vicepresidenta están en prisión por estafa.


Después de un par de horas de travesía increible atravesando el Río Dulce, rodeados de jungla, salimos a mar abierto, cientos de aves, pelícanos, garzas, gaviotas y cormoranes nos reciben a las puertas de Livingston.


Esta población caribeña sin acceso por tierra es cuna de la comunidad Garífuna, los descendientes de los esclavos que los ingleses trajeron de África al Nuevo Mundo. Es curioso ver una comunidad de color un tanto rastafari , con su propia lengua y cultura en este pedacito de Guatemala. La población es totalmente caribeña, los murales en las calles, las casas y el ambiente poco tiene que ver con lo que habíamos visto hasta ahora en el país.


A la vuelta, tormentón, que por muy poco no nos pilla, parece que ha sido nuestro día de suerte.




 
 
 

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