RELAX EN MAZUNTE Y PELEAS DE GALLOS EN RINCÓN ALEGRE - RELAX AT MAZUNTE AND FIGHTING COCK AT RINCON
- alaskatierrafuego
- 5 nov 2016
- 4 Min. de lectura
Después de tanta acción y sobredosis cultural, nos apetece tirarnos unos días a la bartola en la costa de Oaxaca, el lugar que elegimos es Mazunte que además es visita obligada ya que llevo años hablando de este pueblecito perdido en la costa del Pacífico en medio de la jungla porque un ex colegas belga de Jose descubrió este poblado hace años y viene temporadas a pasarlas aquí para retirarse del mundo, así que queremos pasar a visitarle.
Llegar hasta este rincón nos ha llevado más de seis horas desde Oaxaca ciudad, cruzando montañas y pasando por pueblecitos perdidos de la mano de Diós donde parece ser que se cultivan setas alucinógenas que los indígenas usaban para entrar en trance y en contacto con antepasados y espíritus. Aunque la carretera es muy estrecha y serpenteante el paisaje es sencillamente espectacular, como se nos está haciendo de noche y no llegamos a Mazunte decidimos pasar la noche en medio de esta jungla en un ancho de la carretera, a la mañana siguiente, nos despiertan los niños que pasan por delante para ir a la escuela que por cierto tendrán que hacer unos cuantos kilómetros hasta llegar a San José de Pacífico que es el pueblo más cercano también se ha corrido la voz de que estamos ahí y un mecánico pasa por si acaso necesitamos ayuda, como llevamos matrícula americana no llama diciendo
– ¡Hello Hello, Mecanic! después de un rato de charla con él, seguimos camino.
A la llegada a Mazunte Piero está esperándonos junto al cibercafé, conocemos con él este pueblito y sus magníficas playas, este pueblecito se ha transformado por los extranjeros que han ido llegando creando una comunidad de espiritualistas, hippies, naturalistas, practicantes de yoga y aprendices del misticismo Indio Sri Ramana Maharshi y algún que otro surfero y viven en perfecta armonía con los locales que viven del turismo y de todos estos viajeros. Así que las actividades más comunes son clases de yoga, retiros espirituales y mercadillos de productos orgánicos junto con excursiones para ver peces y tortugas.
Piero vive en lo alto de una montaña y visitar su sitio es como fusionarte con la naturaleza, como no podemos acceder con nuestra casita, plantamos nuestro campamento ca Emiliano en un terrenito que tiene al lado de su casita enfrente de una playa increíble “La Mermejita” así que mientras los turistas pagan 1000 pesos por una cabaña, nosotros pagamos 120 por noche y estamos en primera línea de playa. Emiliano está ahorrando para ver si puede hacer alguna cabañita pero por ahora sólo puede esperar y coger algo de dinerito de los que pasamos por ahí buscando donde plantar el campamento.
Las playas de Mazunte y alrededores son preciosas y tranquilas pero tiene un peligro que casi hemos sufrido en nuestras propias carnes, las olas no avisan e incluso yendo a una de las playas más calmadas nos han pegado un buen revolcón que nos hace andar con ojito y por suerte se ha quedado en un susto.
Y si hay que sacarle un defecto a este increíble lugar es lo pesado del clima que nos deja totalmente cao y no hay manera de levantar el culo de la tumbona aunque Jose ha hecho el esfuerzo para darle al balón con unas chavalillas mejicanas.
Nos toca cambiar el aceite que ya va un poco pasadito así que vamos a un pueblecito al lado un poco alejado de la costa donde conocemos a unos cuantos locales con los que conversamos un poco de todo, hacemos un repaso de la economía Mejicana y la española, de los americanos y de los eventos que hay en el pueblo, así que nos dicen que nos podemos perdernos la pelea de gallos que va a ver por la noche “ que se iban a partir la madre” o sea que promete, no es que este espectáculo nos llame especialmente la atención pero ya que insisten…. Al final acabamos primero en la celebración por la inauguración de la nueva iglesia, han guisado una vaca y los vecinos están invitados, y nosotros claro y más tarde en la pelea de gallos.
Mientras pesan los gallos, comienzan las rancheras y corridos a todo tren junto con todo tipo de rifas y sorteos.
El público no es poco y variado, vamos un evento familiar desde el abuelo hasta el nieto pasando por la madre, las hijas adolescentes y los cowboys mejicanos, nadie se pierde el acontecimiento del mes.
La gente comienza a impacientarse y en breve los rivales aparecen en el ruedo, en la cancha no solo vuelan las plumas de estos pobres gallos sino los billetes del público que con un vicio increíble hacen apuestas prohibitivas, el caso es que nos preguntamos y ¿en que se basarán para hacer las apuestas? E incluso preguntando y después de varias peleas seguimos sin tenerlo claro. Lo que nos deja atónitos son la chupadas de cabeza de los gallos por sus dueños, parece que lo hace para despertarlos y darles vidilla… muy extraño verlos con la boca llena de la cabeza del animal.
Nosotros después de unas cuantas horas ya tenemos suficiente, esta noche dormimos en la gasolinera del pueblo que está al lado ya que nos hemos tomado unas cervecillas.
A la mañana siguiente cuando dejamos el pueblo y pasamos por delante de la cancha de combate todavía siguen las peleas y las apuestas. Estos pinches están como cabras.
Nos vamos para Chiapas en busca de fresquito y a descubrir esas tierras Mayas y Zapatistas.
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