TEQUILA Y SU BEBIDA MÁGICA, GUANAJUATO Y SU FESTIVAL CERVANTINO – TEQUILA AND ITS MAGIC DRINK, GUANA
- alaskatierrafuego
- 22 oct 2016
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El ferry desde Santa Rosalía nos deja en Guaymas, en el estado de Sonora, y de ahí conducimos atravesando el estado de Sinaloa, estos eran los estados que habíamos querido evitar debido a su fama bien criada por los cárteles de la droga, pero no nos queda más remedio y hay que pasar por Ciudad Obregón cuna del Chapo Guzmán, eso sí, pasamos bien rapidito, ya que la mayor atracción de estas zonas, es el despliegue militar que hay, parece que ha estallado la guerra, creemos que no hemos visto tanta metralleta y fusil juntos en nuestra vida, se respira que aquí la cosa está bien caliente como dicen ellos.
Aunque hay que hacer noche en Sinaloa y elejimos una playa en la que se nota que tuvo su momento pero ahora todas las palapas y el lugar está completamente abandonado y lleno de basura, aquí ya no viene la gente ni a darse un bañito, pero un vecino nos dice que es seguro, así que plantamos el campamento.


Pasados estos dos estados en un par de días entramos en el estado de Nayarit, zona mucho más tranquila para dirigirnos a nuestro próximo destino “Tequila” ya en el estado de Jalisco.
Conforme nos acercamos a esta población el “paisaje agavero”, cubre sus tierras de océanos de agave azul, la planta de la que está hecho el tequila, una bebida mágica según los indios nativos de la zona ya que les hacía entrar en contacto con los espíritus de sus antepasados y los Dioses. Hasta que no llegaron los españoles con el alambique, la tomaban sin destilar así que no me extraña que después de unos cuantos tragos, entraran en trance. José Cuervo la hizo popular durante la Revolución Mejicana como la bebida del pueblo y ahora es conocida mundialmente.
El pueblo ya nos parece mágico, después de pasear por sus callejuelas nos sentamos en la plaza a tomar un refresco y un guacamole y a relajarnos después la movidita semana que hemos tenido, hay mucho ambiente, los niños jugando en la plaza de la iglesia, los señores con sus sombreros de tertulia y las mujeres están afanadas en una especie de rifa, aquí además, estamos muchos más frescos, las temperaturas han bajado y se agradece. Entablamos cháchara con unos de los camareros al que preguntamos la posibilidad que dormir en una de las calles y nos dice que no hay problema, que el pueblo es tranquilo, así que buscamos una callecita cerca, el dueño de la tienda de Abarrotes “comestibles” nos ayuda a buscar el mejor sitio que sea planito y no moleste, porque las calles son estrechas y nuestra casita no tanto. Y como un vecino más de Tequila pasamos la noche más tranquila después de varios días.
Durante mi paseo matutino, el pueblo se va despertando y empieza el bullicio, los puestos de comida de preparativos, la tiendas de abarrotes reponiendo sus mercancías, los carniceros afilando sus cuchillos mientras en la puerta las ollas de despojo hierven a todo tren y los más pequeños de la familia ya con sus uniformes se encargan de removerlo antes de ir al cole, el butanero con su música “ Z gas …Z gas …” , los señores en sus caballos se dirigen al campo mientras las señoras preparan juguitos para venderlos en la puerta de casa y las rancheras ambientando todo este espectáculo para los sentidos.
Queremos visitar una de la destilerías, pero como otras bebidas conocidas, se ha creado una fama y como consecuencia precios desorbitantes, una de nuestras opciones es José Cuervo pero además de ser la más turística, es la más cara así que nos informamos de alguna alternativa y no fallamos, es una hacienda fuera del pueblo “ La Herradura “ por cierto una maravilla de lugar que fue construida en el siglo XIX, tenemos la suerte dos guías para nosotros solos que además de contarnos la historia de este maravilloso lugar nos cuentan todos los detalles de la fabricación del tequila, después de catar unos plata, unos reposados y algún añejo dejamos este sitio con una sonrisa de oreja a oreja.
Guanajuato en nuestro próximo destino con la peculiaridad de que durante el mes de octubre esta ciudad universitaria alberga el Festival Cervantino, del que nunca habíamos oído hablar pero que está vinculada a nuestra literatura, aunque más tarde mientras disfrutamos de una magnífica actuación de música electrónica nos preguntamos qué tiene que ver con Cervantes, y la verdad es que nada, pero durante estas nada menos que tres semanas de festival, los mejicanos tiran la casa por la ventana trayendo espectáculos de todo el mundo desde la sinfónica de Londres al Ballet Ruso.
Nuestra única inquietud, es donde dejar nuestra casita que esté segura y sin tener que entrar por los callejones empinados y estrechos o por los túneles subterráneos, una equivocación podría dejarnos atascados en esta urbe, pero como el piloto es de categoría, conseguimos llegar a uno de los cerros que rodean la ciudad y que acceden a ella unas escaleras y además con unas vistas magníficas de la ciudad plantamos nuestro hotelito y nos vamos a disfrutar del Festival Cervantino.

La ciudad se convierte en un hervidero de gente que viene de todos sitios de Méjico e incluso del mundo, desde comparsas teatrales en las calles hasta cine en plazas, pasando por tunas estudiantiles haciendo callejoneadas, mariachis y conciertos de música muy variada además, muchos de ellos son gratis, así que aprovechamos nuestra estancia cervantina.
Además de este magnífico festival, la Ciudad es una joyita colonial, desde su Iglesia hasta su teatro son una auténtica maravilla arquitectónica, y cuna de conocido artista Diego Rivera, uno de los pintores muralista más emblemático de Méjico y casado con la archipopular Frida Khalo.
Durante la visita a su Casa-Museo, tenemos la suerte de encontrarnos con Jose Salvador que está en la sala donde hay una réplica de uno de los famosos murales del artista “Sueño de una tarde dominical en la alameda central” y que es un amante de la historia así que nos deleita con una sesión de historia mejicana desde la llegada de Hernán Cortés hasta la revolución Zapatista además de contarnos muchas anécdotas del matrimonia Diego y Frida.
Yo me quedo entusiasmada con este mural y con unas ganas increíbles de ver el original, pero está en la capital, en el DF y no entra en nuestro plan.
Con un montón de historia en el bolsillo y un Festival Cervantino dejamos Guanajuato, vamos en busca de una de las civilizaciones más antiguas de Méjico rumbo a Teotihuacán.
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